SALA 1

Va a comenzar un recorrido por más de mil años de historia. El Alma Mater Museum se sitúa en la parte más antigua del palacio arzobispal, edificio que sirvió de residencia del prelado y los reyes de Aragón desde el siglo XII. Este palacio se levanta en el lugar que ocupó anteriormente parte del foro romano de Caesaraugusta. Nos remontamos con ello a la época del Imperio Romano. En el museo destaca la colección permanente, con obras de autores como Rafael y Goya, así como el propio edificio, con espacios de gran relevancia, destacando la capilla gótica de mediados del siglo XV, en la que estuvieron los Reyes Católicos, y parte del palacio gótico mudéjar del rey Pedro IV el Ceremonioso. El contenido se completará con dos audiovisuales que no le dejarán indiferente.

Va a comenzar un recorrido por más de mil años de historia. El Alma Mater Museum se sitúa en la parte más antigua del palacio arzobispal, edificio que sirvió de residencia del prelado y los reyes de Aragón desde el siglo XII. Este palacio se levanta en el lugar que ocupó anteriormente parte del foro romano de Caesaraugusta. Nos remontamos con ello a la época del Imperio Romano. En el museo destaca la colección permanente, con obras de autores como Rafael y Goya, así como el propio edificio, con espacios de gran relevancia, destacando la capilla gótica de mediados del siglo XV, en la que estuvieron los Reyes Católicos, y parte del palacio gótico mudéjar del rey Pedro IV el Ceremonioso. El contenido se completará con dos audiovisuales que no le dejarán indiferente.

 

Esta puerta y el resto de la recepción del museo, nos traslada al siglo XII, ya que este espacio es la base de una torre construida tras la conquista de Zaragoza. Poco después de que las tropas del rey Alfonso I el Batallador conquistasen la ciudad de Saraqusta (denominación con la que se conocía esta ciudad en época musulmana), el obispo Pedro de Librana mandó construir esta torre defensiva como residencia. Se levantó en un terreno que le entregaron el rey y el gobernador Gastón de Bearne, junto a la muralla defensiva. A partir de esta torre, el edificio fue creciendo en varias direcciones, hasta ser lo que se ve ahora.

Esta puerta y el resto de la recepción del museo, nos traslada al siglo XII, ya que este espacio es la base de una torre construida tras la conquista de Zaragoza. Poco después de que las tropas del rey Alfonso I el Batallador conquistasen la ciudad de Saraqusta (denominación con la que se conocía esta ciudad en época musulmana), el obispo Pedro de Librana mandó construir esta torre defensiva como residencia. Se levantó en un terreno que le entregaron el rey y el gobernador Gastón de Bearne, junto a la muralla defensiva. A partir de esta torre, el edificio fue creciendo en varias direcciones, hasta ser lo que se ve ahora.

 

 

En este espacio destacamos estos dos báculos del siglo XX, pertenecientes al arzobispo D. Rigoberto Doménech. Los báculos los empezaron a usar obispos, arzobispos y abades, como símbolo de jurisdicción desde la época de los visigodos, en el siglo VII.

 

Centrándonos en su diseño, los báculos del arzobispo Rigoberto Doménech se enmarcan dentro del estilo modernista, de principios del siglo XIX, con detalles neogóticos y algunas ornamentaciones que se inspiran las miniaturas góticas, como son los dragones entrelazados.

En el siglo XVIII, se situaron las caballerizas del palacio arzobispal en este espacio, y esta argolla nos lo recuerda.

En este espacio destacamos estos dos báculos del siglo XX, pertenecientes al arzobispo D. Rigoberto Doménech. Los báculos los empezaron a usar obispos, arzobispos y abades, como símbolo de jurisdicción desde la época de los visigodos, en el siglo VII.

Centrándonos en su diseño, los báculos del arzobispo Rigoberto Doménech se enmarcan dentro del estilo modernista, de principios del siglo XIX, con detalles neogóticos y algunas ornamentaciones que se inspiran las miniaturas góticas, como son los dragones entrelazados.

En el siglo XVIII, se situaron las caballerizas del palacio arzobispal en este espacio, y esta argolla nos lo recuerda.