Llegamos a la sala 7 atravesando la puerta que fue el acceso exterior del palacio en su zona sur hasta que las Casas del Obispo se incendiaron en 1372. Tras aquel incendio, fueron Lope Fernández de Luna, arzobispo de Zaragoza, y el rey Pedro IV el Ceremonioso, quienes rehabilitaron el edificio, ya que residían de forma habitual en este complejo palacial. Ambos promovieron un nuevo palacio gótico mudéjar, de mayores dimensiones que el anterior. Para ello recurrieron a artistas mudéjares, artífices musulmanes afincados en tierras aragonesas y que perpetuaron elementos técnicos y estilísticos heredados de sus ancestros en sus obras de mecenazgo cristiano.