El muro que deja a la vista el material de relleno constituye la fachada sur del que fue el palacio renacentista, reformado por el arzobispo Hernando de Aragón a mediados del siglo XVI. En él reutilizaron algunos sillares de la muralla romana para su construcción, visibles también desde esta sala. Este muro ha sido uno de los grandes hallazgos durante la restauración del edificio, al igual que la portada gótica de la capilla de Dalmau de Mur, situada al final de este espacio.
Frente al muro original del siglo XVI se disponen una serie de obras cuya temática nos sitúa en la época del Bajo Imperio romano y la época visigoda, situándonos con ello en el comienzo de la Edad Media.