LOS REYES MAGOS DE ORIENTE EN EL ARTE DE OCCIDENTE
En la colección permanente de Alma Mater Museum podemos ver varias obras que representan la Epifanía, una de las iconografías más reiteradas en el arte cristiano desde el arte paleocristiano (siglos II-V).
Este término se refiere a la Adoración de los tres Reyes Magos y etimológicamente significa “manifestación”. A través de su representación se muestra a Jesús como Hijo de Dios a todos los gentiles. Esta iconografía simboliza también el reconocimiento de la divinidad de Jesús por parte de todos los reyes de la tierra, convirtiéndose en el rex regum o rey de los reyes.
Es
Fue sobre todo en las primeras representaciones, como el ambón de San Jorge de Salónica (en el Museo Arqueológico de Estambul, s.V), en donde lo primordial era la carga simbólica mencionada. Sin embargo, conforme avanzó el tiempo también se empleó como un recurso narrativo complementario a la Natividad e, incluso, un medio propagandístico para los mecenas que encargaban la obra. Así sucedió con los Médicis.
La Epifanía atrajo tanto la atención del humanismo que los Médicis patrocinaron la Cofradía de los Reyes Magos de Florencia. Incluso podemos ver los rostros de algunos de los miembros más conocidos de esta familia encarnando a alguno de los tres Reyes de Oriente, como es el caso de Lorenzo de Médicis, en la composición pintada por Gozzoli en el palacio de los Médicis, en el siglo XV.
Sobre el origen de esta representación, las primeras alusiones las encontramos en diferentes fuentes escritas. San Mateo (2, 1-12) nos relata en su evangelio, que varios Reyes Magos de Oriente llegaron a Jerusalén buscando a Jesús. Fue Herodes quien les indicó que estaba en Belén, y les pidió que le describiesen cómo era después de conocerlo. Siguiendo la estrella que les guiaba desde Oriente, llegaron hasta el Niño y su Madre, lo adoraron y les ofrecieron oro, incienso y mirra: oro como símbolo de la realeza, incienso como símbolo de la divinidad, y mirra como símbolo de la pasión.
Tras ver al Mesías, los Reyes Magos fueron avisados en sueños de las malas intenciones de Herodes, por lo que no regresaron a darle la información que les había pedido.
A partir de esta sencilla narración empieza a gestarse la representación que vemos ahora de la Epifanía en diferentes obras de arte, incluidos los Belenes. Los evangelios apócrifos que aportan más detalles a la narrativa, y el arte romano y bizantino, completan la génesis de esta iconografía.
En el arte paleocristiano aparecen las primeras obras con esta escena, pero con algunas diferencias. Por ejemplo, el hecho de que los Reyes Magos aparecían con las manos veladas, como símbolo de respeto hacia el Niño Jesús, en vez de arrodillarse ante él. La genuflexión apareció más tarde en Occidente, después de que en el arte bizantino se representasen los tres reyes de Oriente tumbados boca abajo ante el recién nacido.
Otro cambio en la iconografía de la Epifanía se introduce en el siglo XIII, a partir de entonces, el rey más anciano se representa besando los pies de Jesús.
Los elementos que aparece desde el inicio con pocos cambios, son los regalos que ofrecieron los Reyes Magos al Mesías: el oro, como símbolo de la realeza; el incienso, como símbolo de la divinidad; y la mirra, símbolo de la pasión.
Otro elemento que aparece desde las primeras representaciones es la estrella, situada habitualmente sobre el cobertizo, acompañada o sustituida por un ángel.
En definitiva, nos encontramos ante una representación compleja de sintetizar, dada su larga trayectoria en el arte cristiano, tanto de oriente como de occidente, y la variedad de fuentes que nos la describen.
BIBLIOGRAFÍA:
REVILLA, F., Diccionario de iconografía y simbología, Cátedra, Madrid, 2018.
RODRIGUEZ PEINADO, L., Epifanía, Base de datos digital de iconografía medieval, Universidad complutense de Madrid, 2012.
VV.AA., Diccionario de Iconografía y Arte Cristiano, Ed. San Pablo, Madrid, 2012.