El día de Santiago

¡Felicidades a todos los Santiago, Jacobo, Yago, Diego y Jaime! Aunque parezca mentira, todos ellos derivan del mismo nombre: Ya’akov en hebreo, que derivó a Iacobus en latín. Así se le conoce en la Biblia a Santiago, como Jacobo. A partir de ahí, se han derivado diversos nombres propios en diferentes lenguas: Jacobo, Iago, Yago, Tiago, Diego, Santiago, Xacobe, Jaime, Jaume, Jacob, Jakob, Jacques, Giacomo y James.  El nombre de Santiago es una evolución de la composición Sanctus Iacobus.

La figura de Santiago está muy relacionada con la ciudad de Zaragoza, y es que, sin su paso por esta ciudad, nuestra historia sería muy distinta…

Todo comenzó en el siglo I, cuando los apóstoles iniciaron su predicación por todo el Imperio Romano. Santiago llegó a Hispania, y, en concreto, paró en Zaragoza. Se dedicó a predicar sin mucha fortuna (cuentan que sólo llegó a convertir a siete discípulos).  Según la tradición, el 2 de enero del año 40, mientras se hallaba en la orilla del Ebro orando con ellos, se les apareció la Virgen María sobre una columna, a partir de la cual se edificaría un templo para su veneración.  Más tarde, el apóstol regresó a Palestina donde fue asesinado. Sus discípulos tomaron su cuerpo llevándolo a la actual Galicia donde lo enterraron.

Los restos de Santiago se conservan en la catedral de la ciudad de Santiago de Compostela, lugar donde acaba el camino con el mismo nombre, la también denominada ruta Jacobea, que realizan miles de peregrinos todos los años.  El origen de esta ruta se remonta al siglo XI, cuando en la orden del Cluny se hizo eco del prestigio de Compostela tras el descubrimiento de estos restos en el siglo IX, y la consolidación de los reyes cristianos. Pero su mayor apogeo se dio a partir del siglo XII, cuando el número de peregrinos se intensifica, y tras la concesión de los Años Santos Compostelanos por parte de Roma para que los peregrinos obtengan a cambio la indulgencia.

¿Habéis realizado alguna vez el camino de Santiago? Mientras os animáis a ello, os dejamos con la imagen de un peregrino, un detalle de una tabla del siglo XV de Blasco de Grañén.

peregrino

Detalle de la tabla San Martín de Tours partiendo su capa, obra del artista Blasco de Grañén, de la segunda mitad del siglo XV.