San Isidoro de Sevilla

Queremos contaros una de las representaciones más curiosas que hay en el arte: el pelícano. Este animal se usa como símbolo de Cristo y de su sacrificio, ¿pero por qué?  Según cuentan, los pelícanos adultos cuando no tienen pescado con el que alimentar a su crías, se hieren creando una pequeña herida por la que manan unas gotas de sangre. Con esa sangre, alimentan a sus crías para que así tengan un pequeño sustento. Este sacrificio que realiza por sus hijos se relaciona con el sacrificio que hace Cristo.

 

Esta historia viene relatada en las Etimologías, una de las obras más importantes que escribió san Isidoro de Sevilla. Se considera una enciclopedia que refleja la evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII.

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San Isidoro fue un obispo visigodo en el siglo VII de la ciudad de Sevilla y uno de los hombres más sabios de la época. Quiso acabar con el arrianismo e impulsó el proceso de conversión de los visigodos al catolicismo. Su persona está íntimamente relacionada con san Braulio, patrón de la Universidad de Zaragoza,  del cual hace poco os hablamos. Ambos se preocuparon mucho por la instrucción del clero y entre ellos surgió una buena amistad. Fruto de esa amistad son las numerosas cartas entre ambos que se conservan. En la imagen que hoy os mostramos, y que forma parte de la colección permanente del museo, podéis ver una de ellas.