Ramiro II el Monje, un rey con leyenda propia.

El 29 septiembre de 1134 se corona a Ramiro II el Monje. Hace unos días os hablamos de la muerte de su hermano Alfonso I El Batallador y de su polémico testamento. Los nobles tenían miedo de perder sus privilegios al no haber un rey al frente del reino.

Pues bien, buscaron al siguiente en la línea de sucesión, su hermano Ramiro quien había tomado los hábitos y en aquel momento era obispo de Roda-Barbastro. Pero como comentamos, el comienzo de su reinado no fue fácil. ¿Conocéis el origen de la leyenda La Campana de Huesca? Por si acaso, nosotros os la contamos.

No todos los nobles se posicionaron del lado del rey Ramiro, quien tuvo dudas de cómo apaciguar a los insubordinados. Mandó un mensajero a su antiguo maestro, el abad de Saint Pons de Thomières en busca de consejo. El abad llevó al mensajero al huerto, cogió una hoz y cortó las coles más crecidas. Al acabar le ordenó que le contara al rey lo que había visto.

El rey Ramiro hizo llamar a los nobles con la excusa de que estaba construyendo una campana que se oiría en todo el reino.  A su llegada, decapitó la cabeza de varios de esos nobles que se oponían a su voluntad y las colocó formando un círculo excepto una de ellas que colgó a modo de badajo.

Poco después del nacimiento de su hija Petronila, volvió a la vida eclesiástica. El nieto de Ramiro II, Alfonso II el Casto, también dejó su huella en el Palacio Arzobispal, donde se encuentra el Museo Alma Mater. Pero la historia de ambos, la dejamos para más adelante. Os dejamos con el detalle del torreón románico construido en el siglo XII.

 

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