La obra del mes: Nuestra Señora del Salz.

Pensar en el mes de mayo es pensar en la Virgen. Por eso, en este mes se desarrollan numerosas romerías a ermitas y santuarios para venerarla y rendirle homenaje.  En Alma Mater Museum pueden verse varias Vírgenes medievales que nos trasladan al origen de estas celebraciones, de las que todavía forman parte en sus lugares de origen. Es el caso de Nuestra Señora del Salz, procedente de la Parroquia de San Pedro de Zuera.

 

Imagen de Nuestra Señora del Salz, realizada a finales del siglo XII. Procedente de la parroquia de San pedro, de Zuera.

 

Jerónimo de Blancas, historiador y cronista oficial del siglo XVI, narra cómo Zuera fue bendecida por Dios con el Santuario de Nuestra Señora del Salz, construido en el lugar en el que la Virgen se le apareció a un caballero en una fecha remota, en este paraje lleno de sauces (“Salz” en lengua antigua aragonesa).

 

Esta magnífica Virgen románica del siglo XII, muestra los rasgos fundamentales de las imágenes marianas de aquel momento: hieratismo, rigidez y una sencillez en las formas que dota a estas obras de una gran expresividad. En estas imágenes la finalidad devocional se une a una función didáctica esencial en una época en la que aprender a leer era un privilegio reservad sólo a unos pocos.

Esta finalidad genera que cada elemento, e incluso la disposición de las figuras, adquiera un profundo simbolismo. Así, la Virgen porta una corona real, túnica y manto, con la coloración más frecuente: encarnado para la túnica y azul intenso para el manto. La bola pequeña que sostiene la Virgen en su mano derecha representa la manzana del pecado original, por su papel de corredentora, la Nueva Eva. Además, la Virgen se encuentra sentada con el Niño en el regazo, de acuerdo con la pervivencia de la tipología derivada de la Theotocos bizantina mayestática. De esta forma María hace el papel de Trono de la Sabiduría a la vez que manifiesta la idea de su Maternidad Divina al llevar al Niño sobre sus rodillas. La flor de lis del manto de la Virgen es un símbolo mariano, aludiendo a la realeza de la Virgen además de a la Trinidad, por contener tres pétalos.

 

Detalle de las manos de la Virgen y el Niño Jesús, en el que se aprecian diferentes posiciones y elementos iconográficos cargados de simbolismo.

El respaldo del asiento de la Virgen reproduce la idea de la Jerusalén Celeste del Apocalipsis, recreada por las múltiples ventanas. Finalmente, si nos centramos en la figura de Cristo, vemos que sostiene en la mano izquierda una pequeña esfera, que representa el mundo, constituyendo un símbolo mayestático de su soberanía sobre todo lo creado. El conjunto se convierte así en un inmenso trono desde el que el Hijo de Dios bendice a la humanidad y recibe su homenaje. La bendición la vemos a través de la mano derecha del niño Jesús, que supone a su vez un símbolo trinitario, los dedos alzados son Dios Padre e Hijo, y los que se pliegan, el Espíritu Santo. Símbolo de que bendice a la humanidad, por eso mira hacia el frente.

 

Esta escultura se exhibe en la sala VI del museo, espacio situado en la ampliación de Las Casas del obispo, promovida por el primer rey de la corona de Aragón: Alfonso II el Casto a finales del siglo XII. junto con una colección de Vírgenes medievales y otras piezas singulares de este mismo período histórico.