Se consagra la iglesia de San Salvador

El 4 de octubre de 1121, el obispo Pedro de Librana consagró oficialmente la mezquita musulmana de Zaragoza bajo la advocación de San Salvador.

La conquista de la ciudad, dirigida por Alfonso I “el Batallador” (1104-1134) junto con el vizconde Gastón de Bearne, se realizó el 18 de diciembre de 1118. La mezquita mayor no se derribó tras la ocupación, sino que se consagró al culto cristiano, pero esto no sucedió hasta pasado un año desde la rendición de la ciudad, es decir, a partir de diciembre de 1119, de acuerdo con el pacto establecido por el rey Alfonso y la antigua población musulmana. En ella se instaló la iglesia catedral, bajo la advocación de San Salvador. Sin embargo, la dedicación solemne no se hizo hasta dos años después, el 4 de octubre de 1121, momento en que se aprovechó la presencia en Zaragoza de algunas altas jerarquías de la Iglesia; tal vez se tratase del arzobispo de Toledo don Bernardo y el cardenal legado Boso, como apuntó José María Lacarra.

La disposición del mihrab en el muro este debió de obligar a reorientar el culto cristiano hacia el Norte, pero en un principio no se hicieron mayores transformaciones en el edificio hasta la segunda mitad del siglo XII, cuando hubo fondos para construir una nueva cabecera románica de tres ábsides, que conformarían, junto con una pequeña zona de la mezquita, la primitiva catedral cristiana.

Fotografía de la cabecera románica de la iglesia de San Salvador de Zaragoza.

Fotografía de la cabecera románica de la iglesia de San Salvador de Zaragoza.

No sucedió lo mismo con la catedral visigótica. Tras la conquista de la ciudad en el año 714 por los musulmanes, no se consagró la iglesia ya edificada al islam por no cumplir las necesidades de culto. Se construyó una nueva planta en la plaza del foro de Caesaraugusta, rompiendo la orientación del propio entramado del espacio y del foro en donde se ubicaba, a fin de orientarla correctamente hacia La Meca.

Cuando se avecinó la toma de Zaragoza, el papa Gelasio II (1118-1119) consagró a un monje, llamado Pedro de Librana (1118-1129), de posible origen bearnés, como obispo de la ciudad que iba a ser conquistada. Este clérigo llevó la indulgencia papal de sus pecados a los que perecieron en la lucha y la remisión de la penitencia a los que contribuyeron a reparar la comunidad eclesiástica de dicha ciudad. Con estos actos se demuestra la participación de la Iglesia, que confirió a esta expedición el espíritu de una cruzada.

Después de ocupar la ciudad, el obispo Pedro de Librana se dedicó a organizar la nueva diócesis: estableció los límites con los obispados vecinos, habilitó mezquitas para que sirviesen de iglesias, revitalizó los viejos templos mozárabes, organizó la catedral de San Salvador y su cabildo, y mandó construir un torreón fortaleza, próximo a la muralla, en los terrenos donados por el rey Alfonso I y el vizconde de Bearne, situados cerca de la iglesia de San Salvador (la Seo). A partir de ese torreón, se sucedieron las distintas ampliaciones a lo largo de los siglos que han dado lugar al palacio arzobispal, donde se sitúa el Alma Mater Museum.

La catedral metropolitana del Salvador de Zaragoza ha sido durante siglos testigo de importantes acontecimientos históricos de gran relevancia para la historia de Aragón. Conquistada la ciudad, el templo se convirtió en la principal iglesia de la ciudad y alcanzó la preminencia entre todas las demás.

 

Bibliografía: 

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