El segundo sitio de Zaragoza.

Suchodolski_Assault_on_Saragossa

Tras el primer asedio, la ciudad de Zaragoza empezó a recomponerse. Los vecinos estaban convencidos de que el enemigo iba a volver, por lo que comenzaron a reparar defensas y a construir otras nuevas lo más rápidamente posible. Además, se tomaron medidas higiénicas para evitar el riesgo de epidemias y se permitió a los paisanos volver a sus tierras de origen para recoger las cosechas y llevarlas a Zaragoza, para así abastecer de nuevo a la ciudad.

El 21 de diciembre de 1808 comenzó el segundo sitio de Zaragoza. Los franceses, a sabiendas del carácter zaragozano, fueron más precavidos y enviaron más del doble de hombres que en su primer intento. Así, sitiaron de nuevo la ciudad que demostró una vez más su valía defendiéndose ferozmente contra el enemigo. Palafox volvería a tomar las riendas como capitán general y utilizó el palacio Arzobispal, donde se sitúa el museo Alma Mater, como cuartel general durante los asedios.

Pero las consecuencias de este segundo asalto fueron, si cabe, más terribles que en el anterior. El hambre, el frío, los bombardeos, las balas, los edificios en ruinas y el tifus acabaron con sus habitantes.

Finalmente, en febrero y tras varios meses soportando estas penurias, se firmó la rendición de la ciudad. Quedaron para el recuerdo, la memoria y el orgullo nombres de personajes como Francisco Palafox, Agustina de Aragón, la condesa de Bureta, Casta Álvarez, la duquesa de Villahermosa, el padre Sas, el padre Boggiero, Manuela Sancho, el tío Jorge, María Agustín, Antonio Sangenís, el barón de Warsage y muchos más, que ayudaron en la contienda. La heroicidad de Zaragoza fue reconocida incluso por los franceses, tal y como dijo el mariscal Jean Lannes: “El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores… ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena.”

Os dejamos con un cuadro realizado por January Suchodolski en 1845, titulado: Asalto a Zaragoza, que se conserva en el Museo Nacional de Varsovia.