El salón del Trono del palacio arzobispal: el paso de generales, reyes y papas.

Llega el turno de conocer la historia del salón principal del palacio arzobispal, el salón del Trono, cuyo origen se remonta al siglo XVI y está vinculado a la figura del arzobispo don Hernando de Aragón (1539-1575).

Don Hernando era nieto ilegítimo del rey Fernando el Católico (1479-1516), e hijo del arzobispo Alonso de Aragón (1478-1520) y de Ana de Gurrea. A los 24 años ingresó como monje en el monasterio de Piedra, y posteriormente fue abad de Veruela y arzobispo de Zaragoza, tras ser presentando por el soberano Carlos I (1516-1556). El mitrado fue virrey de Aragón y desempeñó importantes cargos políticos, pero además fue un importante mecenas y protector de las artes, por lo que también llevó a cabo una importante ampliación y reforma del palacio arzobispal. Él convirtió la residencia medieval de los arzobispos en un moderno palacio renacentista, ampliando el edificio sobre la ribera del río Ebro, construyendo una capilla renacentista sobre la que levantó la planta noble del nuevo palacio. En esa planta, se crearon tres grandes salones que dieron un espacio institucional a la residencia de los prelados. El salón de mayores dimensiones es el que denominamos “salón del Trono”, el espacio del que aquí hablamos.

Salón del Trono del palacio arzobispal en la actualidad.

Salón del Trono del palacio arzobispal en la actualidad.

Se trata de una vasta estancia de planta rectangular con tres grandes balcones con vistas al río Ebro, y que estaría cubierta en origen por un artesonado, ya que en la restauración realizada en la pasada década, que adaptó el salón a las necesidades de un museo, se halló tras el falso techo de yeso y cañizos un entramado de vigas de madera que debió formar parte de la techumbre. Con este aspecto, y engalanado con elementos como tapices y mobiliario, conocerían el espacio monarcas como Felipe II (1556-1598) o Felipe IV (1621-1665), que usaron este lugar como salón de audiencias de la corte de España, cuando se instalaron en el palacio en sus visitas a Zaragoza.

Según un plano de 1777, este salón, denominado salón grande, contaba con varias estancias anejas destinadas a actividades de la labor social del arzobispo, como un cuarto donde se realizaban las juntas de la Sitiada del Hospital de Misericordia, que era presidida por el arzobispo. A este gran espacio se accedía a través de la escalera principal del palacio, situada en su lado sur, y conectaba también con las estancias del vicario general.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), el palacio arzobispal fue la sede del cuartel general del capitán Palafox, y sufrió los ataques de la artillería francesa durante el Segundo Sitio, en 1809, al situarse en la frontera del río. Durante diez días cayeron las bombas que las baterías enemigas lanzaban sobre la ciudad, quedando gravemente dañadas la fachada del Ebro y las cubiertas, dejando salas al raso, con agujeros en suelos y tabiques, grietas en la estructura, maderos quemados por los incendios, etc. En las excavaciones arqueológicas realizadas en algunas áreas del edificio se hallaron fragmentos de balas artilleras, encontrándose algunas huecas para contener explosivos. A este respecto, no hay que olvidar que las bombas provocaron el incendio que supuso la desaparición del vecino palacio de la Diputación del Reino, por entonces Real Audiencia.

Las reparaciones comenzaron ya con la ocupación francesa de la ciudad, ya que en el edificio se instaló en un primer momento el mariscal Lannes, como gobernador, y posteriormente el obispo auxiliar. El salón principal fue restaurado entonces casi por completo, aunque los trabajos continuaron en los años posteriores, recuperando el palacio con el uso de materiales pobres y sencillos, enmascarados con pinturas. Las labores de recuperación tomaron un nuevo impulso a mediados de siglo, instadas por la reina Isabel II (1833-1868), que además solicita la salida de los militares que ocupaban la residencia arzobispal, tras su visita a Zaragoza en 1845. Con ello, el palacio quedará perfectamente arreglado, por lo que en él se hospedaría la reina en una nueva visita que tuvo lugar en 1860, cuando saludó a los zaragozanos desde los balcones, y después el propio Alfonso XII (1874-1885), en 1875.

Salón del Trono del palacio arzobispal a finales del siglo XIX.

Salón del Trono del palacio arzobispal a finales del siglo XIX.

Así, a mediados del XIX, las descripciones alaban de nuevo la belleza del palacio y sus salones. Podemos conocer el aspecto del salón del Trono en ese momento gracias a una fotografía que data del final de la centuria, y lo muestra justo como lo debió conocer el joven Alfonso XIII (1886-1931) en 1903, que contempló el desfile de las tropas desde los balcones, poco antes de que el cardenal don Juan Soldevila (1902-1923) redecorase el salón a comienzos del siglo XX, con delicadas yeserías en un friso con columnas abalaustradas, ornamentadas con motivos neorrenacentistas. Desde entonces el espacio apenas ha cambiado, y continúa presidido por el trono que lleva el lema del arzobispo don Francisco de Paula Benavides (1881-1895): Attende Tibi et Doctrinæ, “cuida de ti mismo y de la enseñanza”. Ese mismo trono fue utilizado por el papa Juan Pablo II (1978-2005) en su visita a Zaragoza el año 1982, cuando estuvo en este mismo salón.

En la última restauración del palacio, los trabajos en la estancia trataron de preservar su estética, simplemente consistieron en dotarla de las instalaciones de climatización y ventilación necesarias, para adecuarla a las nuevas necesidades. Finalmente, cabe destacar la colección de 42 cuadros que se exhiben en los muros de la sala, los retratos de cuerpo entero de los arzobispos de Zaragoza. Esta galería sería posiblemente iniciada por el arzobispo don Juan Cebrián Pedro (1644-1662), a mediados del siglo XVII, y fue continuada por sus sucesores hasta la actualidad. Dado que la sede de Zaragoza es archidiócesis desde el siglo XIV, entre finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, también se encargaron a diferentes artistas las efigies de los prelados predecesores. Entre los autores de la colección se encuentran los pintores Juan Andrés Merklein, Pablo Rabiella, José Luzán, Francisco de Goya, Bernardino Montañés, Juan José Gárate, Luis Berdejo y sor Isabel Guerra.

Salón del Trono en la actualidad, con su galería de retratos.

Salón del Trono en la actualidad, con su galería de retratos.

 

Bibliografía:

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Hemeroteca:

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