Próxima parada: convertirnos en un museo inclusivo

Cuando escuchamos la palabra “museo” es fácil pensar en un espacio más o menos bello, con un cúmulo de obras de Arte expuestas y que podemos visitar con más o menos frecuencia y entusiasmo, según nuestras preferencias. Guste mucho o poco, todo museo crea puentes que nos abren caminos con el pasado y el conocimiento. En el Museo Diocesano pensamos que ser un museo moderno implica trabajar para estar adaptado a todo tipo de público, democratizando así el poder vivir el Arte en primera persona y la cultura en general.

Por este motivo y porque el Arte es un disfrute en sí mismo y en su contemplación, entendimiento y ejecución puede generarse un contexto terapéutico, el equipo del museo está trabajando en la elaboración de un programa de actividades específicas para personas con limitaciones físicas, psíquicas y/o sociales y poder favorecer, de esta manera, la elaboración de un tejido social que salvaguarde la dignidad de todos, prestando especial atención a aquellos que pueden verse avocados a la exclusión social simplemente por no encontrarse dentro de los parámetros de la normalidad.

Con este fin, en próximas publicaciones os acercaremos progresivamente a esta línea de trabajo que persigue crear actividades culturales dinamizadas diseñadas con cariño y profesionalidad, un trabajo interdisciplinar que permite convertir al museo en una herramienta útil complementaria a los tratamientos de psicoestimulación cognitiva para que aquellas personas que padezcan enfermedades degenerativas o algún tipo de daño cerebral, e incluso, que aquellos que por sus situación socioeconómica sean sensibles a la exclusión, sientan que nuestro museo puede ser su punto de apoyo.

Puesto que esta línea de trabajo se enmarca dentro de la definición de un Museo Inclusivo, os dirigimos al enlace del Ministerio de Educación y Cultura en el que podéis conocer más en profundidad el significado de este planteamiento.